En el norte del Perú, en el distrito de Virú, nació Ángel Salinas Montenegro, un trujillano que ha conquistado el mundo del diseño de calzado con su marca Coco Chumino. Este emprendedor, conocido también como Ángel Chumino, nos relata su historia de perseverancia y creatividad que lo llevó a posicionarse como uno de los diseñadores más destacados del país.
¨No veía el calzado como un tema empresarial¨
Aunque inicialmente estudió farmacia y bioquímica, psicología y diseño de indumentaria, fue el calzado lo que lo atrapó, descubriendo su pasión por el diseño. En un comienzo trabajaba vendiendo muestras de zapatos de un amigo que tenía una fábrica. “Siempre vi que ahí había dinero, pero nunca lo vi como un tema empresarial”.
Ángel recuerda que así llegó a Ecuador, donde vendió zapatos en la calle. “Llegué a Ecuador y no tenía donde vender, vendía en la calle. Pero ahí supe que era bueno para las ventas”, comenta. Al regresar a Trujillo, realizó un estudio de mercado que lo llevó a fundar Coco Chumino a los 27 años.
¨Aún hasta ahora tienen rechazo al precio de nuestros productos¨
Ángel define su marca como “lujo artesanal”, enfocada en revalorar el arte peruano y la cultura trujillana. En sus inicios, tuvo que enfrentarse al escepticismo de los consumidores. “Al comienzo no se me aceptó en trujillo, la gente no conocía la cadena de valor, no les parecía que alguien de trujillo vendiera zapatos a ese valor”, explica.
Sin embargo, su perseverancia y la calidad de sus productos han llevado a la marca a competir actualmente con diseñadores de renombre a nivel nacional. ¨Soy orgullosamente trujillano, me están apoyando bastante y estoy agradecido con todos los que nos apoyan como marca. Nosotros también estamos creando puestos de trabajo en nuestra ciudad y creo que por ahí viene el reconocimiento y el apoyo¨.
La sostenibilidad es otro pilar de su empresa. Coco Chumino utiliza cuero de pescado reciclado y transforma los retazos de cuero en detalles decorativos para sus mocasines. “Tratamos de reducir la huella de carbono con pequeños procesos”, enfatiza.
¨Tuve miedo porque Coco Chanel es una marca grande¨
Uno de los mayores retos que enfrentó Ángel Chumino fue una disputa legal con la prestigiosa marca Coco Chanel. “ Tenían un buffet de abogados, yo no tenía abogado. No entendía el proceso judicial , pero junto a mi socio lo intentamos y apelamos. Fue un proceso largo, de casi un año. Lo que hice fue un proyecto de cero, me guié, busqué, pero jamás me copié”, asegura.
¨Hay que preocuparse por hacer empresa, pero no hay que descuidar la salud mental¨
Detrás del éxito de Coco Chumino, también hay lecciones personales. “Mi mayor error ha sido el agotamiento mental, querer hacerlo todo solo. La ansiedad me pasó factura, pero también me hizo más humano”, reflexiona. Actualmente, Ángel lleva terapia y ha aprendido a tomar decisiones para cuidar su salud mental.
Sus sobrinos son una gran fuente de inspiración. “Mis sobrinos me inspiran a seguir creciendo, veo en ellos la generación que viene para Coco Chumino, eso me inspira a no ver la vida vacía. A pesar de que no son mis hijos, siento que lo que estoy haciendo va a quedar para ellos, quiero que su vida sea más fácil de lo que fue para mi”, comparte.
¨Hay que cuidar la imagen de la marca¨
Hoy, Coco Chumino se encuentra en un momento de transformación. El equipo está trabajando en mejorar la comunicación y los procesos internos. “Desde hace unos meses atrás la marca llegó a un público internacional, entonces no se puede responder a todos, tenemos que mejorar esa área”, admite.
A pesar de los desafíos, Ángel Salinas Montenegro sigue firme en su compromiso de crear una marca que refleje la riqueza cultural del Perú y aporte al desarrollo de su comunidad. “Sin los artesanos, no existiría Coco Chumino.”
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